Es un informe editado por la Oficina de Ciencia y Tecnología del Congreso de los Diputados, en el cual se aborda el contexto actual y la evidencia, tanto científica como tecnológica, y sus consecuencias en el envejecimiento y bienestar.
Para su elaboración se ha realizado una revisión bibliográfica de 246 documentos y se ha complementado con consultas a profesionales de la materia (personal científico, investigador…).
En él se describen los factores que influyen en el envejecimiento y cómo puede adaptarse el sistema de salud, el de pensiones y los cuidados de larga duración para hacer frente al reto demográfico.
A continuación, os dejamos una breve síntesis del contenido del informe:
Actualmente, el 20,1 % de la población española tiene más de 65 años, lo que sitúa a España entre los países europeos con más personas mayores. Se estima que esta cifra aumentará en los próximos años, alcanzando el 30,4% en el año 2050.
La longevidad es un logro, pero también supone un desafío. La disminución de la autonomía personal, la soledad no deseada o la brecha digital son algunos de los problemas a los que tiene que enfrentarse la población mayor. Para el conjunto de la sociedad también supone un reto, ya que el envejecimiento conlleva un incremento de las pensiones de jubilación, así como un mayor uso de los sistemas sanitarios y servicios sociales.
El objetivo no es solamente vivir más años, sino hacerlo con salud y bienestar.
Algunos de los factores que inciden en el envejecimiento saludable y activo son:
- Edadismo (conjunto de ideas e imágenes estereotipadas que derivan en prejuicios y discriminación hacia un colectivo por motivo de su edad). Equiparar la edad avanzada con vulnerabilidad y dependencia supone un obstáculo para el envejecimiento activo, ya que las personas mayores pueden percibirse como poco capaces y autoexcluirse. Además de intensificar la brecha intergeneracional.
- Bienestar psicológico y emocional. La evidencia pone de manifiesto que el bienestar psicológico repercute en la salud y la calidad de vida. Los mayores que cuentan con recursos psicológicos protectores como las ganas de vivir presentan mayor resiliencia y optimismo.
- Soledad no deseada. La incidencia de soledad no deseada aumenta a partir de los 75 años y es mayor en mujeres que en hombres. La soledad no deseada está vinculada al aislamiento social, acorta la esperanza de vida, empeora la salud y disminuye la felicidad.
- Economía. La capacidad económica influye en el acceso a un envejecimiento activo y saludable. La principal fuente de ingresos del colectivo de personas mayores son las pensiones de jubilación. En España, el riesgo de pobreza de las personas mayores de 65 años se sitúa en torno al 18,7%, por debajo del riesgo medio en España. No obstante, este riesgo es mayor para personas que interrumpieron su carrera laboral, trabajadores autónomos o a tiempo parcial, o personas migrantes. Por el contrario, en España la riqueza neta alcanza su máximo en la población entre 65 y 74 años.
- Entorno. Tanto el entorno urbano como el social deben contar con los servicios necesarios y adaptados a las personas mayores. Ciudades limpias, seguras, transitables, con zonas verdes, etc., favorecen el envejecimiento activo, ya que propician la participación en la sociedad, la inclusión de los mayores y repercute positivamente en la salud.
- Brecha digital. La brecha digital dificulta el acceso de las personas mayores a servicios cotidianos, lo que limita su autonomía e inclusión social.
- Factores biológicos y sociosanitarios. El envejecimiento varía considerablemente entre personas de la misma edad. Esta variabilidad se corresponde con factores como la herencia genética, el género (las mujeres viven más años, pero con peor salud y más limitaciones), el estilo de vida (llevar dietas saludables, no fumar…), factores socioeconómicos (nivel educativo, tipo de trabajo, entorno...), padecimiento de enfermedades crónicas o fragilidad (estadio reversible previo a la discapacidad).
Como se ha mencionado anteriormente, el aumento de la longevidad supone un reto para toda la comunidad debido al incremento de las pensiones de jubilación y un mayor uso de los sistemas sanitarios y los servicios sociales. No obstante, según estudios de la Comisión Europea, el envejecimiento de la población no es el principal responsable de este aumento del gasto, sino los años de vida con mala salud, el deterioro funcional y la pérdida de autonomía.
Algunas de las acciones que recoge el informe para dar respuesta al reto demográfico y contribuir a la sostenibilidad del sistema son:
- Adaptación del sistema de pensiones. Entre las propuestas de la Comisión Europea se encuentran la prolongación de la vida laboral y establecer regímenes de jubilación flexibles, entre otros.
- Adaptación del sistema sanitario. Estrategias de prevención de enfermedades crónicas y fragilidad. Reforzar los servicios de atención primaria y geriatría. Utilizar la tecnología para agilizar los servicios sanitarios en aquellos tratamientos donde la presencialidad no sea necesaria, etc.
- Trasformación del modelo de cuidados. Actualmente, el Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030 está elaborando una estrategia cuyo objetivo es cambiar el modelo de cuidados para que las personas dispongan de más apoyos en su entorno habitual y puedan vivir más tiempo en su domicilio o incluso no tener que abandonarlo. Algunos de los medios empleados para conseguirlo serían los servicios de teleasistencia, viviendas colaborativas…
Para consultar el informe completo podéis pinchar en el siguiente enlace:
Fuentes:
➡Oficina de Ciencia y Tecnología del Congreso de los Diputados (Oficina C). Informe C: Envejecimiento y bienestar. (2023) www.doi.org/10.57952/q3ze-2c39➡Oficina de Ciencia y Tecnología del Congreso de los Diputados (Oficina C). Informe C. Resumen gráfico: Calidad del aire: avances y mejores prácticas. (2023) www.doi.org/10.57952/n5jw-1n97
Comentarios
Publicar un comentario