Siempre debemos cuidar nuestra piel, es la barrera externa para defendernos de las agresiones físicas, químicas y microbiológicas. La pandemia que ha provocado el COVID-19 ha hecho que adoptemos medidas de prevención excepcionales para evitar la propagación del virus. Estas medidas consisten en el uso de mascarillas, guantes, y lavado frecuente de manos con jabón o gel hidroalcohólico. Como consecuencia de estas medidas necesarias, la piel se ve agredida y sufre aparición, empeoramiento o incluso sobreinfección de patología cutánea. Entre las alteraciones más frecuentes encontramos la dermatitis de contacto irritativa sobre todo en las manos por el uso repetido de sustancias detergentes e irritantes. La piel de las manos se pone roja, seca y descamada, incluso aparecen grietas, y sentimos picor y/o dolor. Suele ser más frecuente en el dorso que en las palmas de las manos, ya que la piel de esta zona es más gruesa y resistente.
Para prevenir la aparición de esta dermatitis la Academia Española de Dermatología y Venereología recomienda el uso frecuente de emolientes (“cremas hidratantes”) que se aplicarán tantas veces como sean necesarias. Es importante utilizarlas durante el descanso nocturno. En caso de que la dermatitis aparezca o persista pese al uso de estas medidas, deberá consultar con su médico o dermatólogo para realizar el tratamiento adecuado.
by João Jesus |
Otro tipo de alteración que se puede presentar en la piel es el debido al uso de mascarillas. Para que la mascarilla cumpla su función debe ajustarse correctamente a la cara, y si se llevan de forma prolongada pueden causar sequedad, enrojecimiento, además de desencadenar o empeorar enfermedades de la piel como la dermatitis seborreica, el acné o la rosácea.
Para evitar la aparición de estas enfermedades cutáneas los consejos recomendados por la Academia Española de Dermatología y Venereología son:
- Evitar el uso de maquillaje.
- Usar cremas hidratantes adecuadas para su tipo de piel y edad.
- Lavar la cara con agua templada y jabones limpiadores suaves sin perfumes, evitando la aplicación de sustancias potencialmente irritantes como los retinoides o los ácidos alfa-hidroxiácidos como el ácido glicólico.
Hay que tener en cuenta que la composición de todas las mascarillas no es igual y por lo tanto si una de ellas altera nuestra piel se puede probar si esto no ocurre con una marca o tipo diferente.
Por último, hay que considerar que debido a la estación del año en que nos encontramos, inicio de la primavera, y al confinamiento en los domicilios, el déficit de vitamina D puede ser un problema aún más extendido en la población que la propia pandemia por Covid-19. Además, este déficit puede ser más intenso y probable en las personas ancianas, obesas o con piel oscura.
La escasa cantidad de radiación UVB presente en la radiación solar del invierno hace que en el inicio de la primavera tengamos los niveles sanguíneos más bajos del año. Esto se ve en estos momentos agravado por la falta de exposición solar debido al deber que todos tenemos de quedarnos en casa.
La vitamina D es esencial para la salud de nuestro sistema osteomuscular, pero también para el adecuado funcionamiento de nuestro sistema inmunológico. Así, se ha demostrado que unos niveles de vitamina adecuados pueden ayudar en la prevención de los cuadros infecciosos respiratorios así como en su evolución.
¿Se puede hacer algo para prevenir el déficit de vitamina D? Podemos incrementar la ingesta de alimentos con vitamina D, estos incluyen los pescados azules como el salmón, la caballa o las sardinas; los champiñones, los huevos y los productos lácteos, especialmente si están suplementados, también aportan algo de vitamina D. Si es posible exponerse al sol con moderación en ventanas y balcones entre las 12.00 y las 16:00 h, pero nunca llegando al enrojecimiento de nuestra piel por el sol (15-20 minutos es suficiente). Por último, el uso de suplementos orales de vitamina D puede ser necesario, pero esto ha de ser valorados y en cada caso prescritos por su médico.
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