Realizar actividad física y reducir el sedentarismo tiene
múltiples beneficios para la mejora de la salud, la prevención de enfermedades
y el aumento de nuestro bienestar, tanto físico como emocional. De hecho la inactividad física está
considerada uno de los principales factores de mortalidad prematura en los
países de altos ingresos.
La actividad física puede realizarse de muchas maneras, como juego activo, actividades de ocio, caminar, bailar, ir en bici, practicar deportes o realizar ejercicio estructurado; diferentes ejercicios que pueden incluirse en nuestra vida cotidiana, por ejemplo, en los desplazamientos diarios al centro de trabajo, de estudio o a nuestra casa.
Las recomendaciones están dirigidas a toda la población y a profesionales de los sectores sanitario, deportivo y educativo fundamentalmente. Están divididas según los diferentes tramos de edad, y en ellas se detalla la frecuencia, la intensidad y ejemplos de actividad física. Así, una persona en edad adulta debería realizar entre 150 y 300 minutos de actividad física moderada a la semana.
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